Resumen El Librito Azul (Conny Méndez)


Resumen del Libro El Librito Azul

Aprende la Gran Verdad: LO QUE TU PIENSAS SE MANIFIESTA. «Los pensamientos son cosas». Es tu actitud la que determina todo lo que te sucede. Tú propio concepto es lo que tú ves, no solamente en tu cuerpo y en tu carácter, sino en lo exterior; en tus condiciones de vida: en lo material, sí, tal como lo oyes. Los pensamientos SON COSAS.

CRISTIANISMO DINÁMICO

La oración es el pensamiento más puro y más alto que se puede pensar. Es polarizar la mente en el grado más altamente positivo. Son vibraciones de luz que lanzamos cuando oramos, o sea, cuando pensamos en Dios. Esas vibraciones tienen que transformar instantáneamente, en perfecto y bello, todas las condiciones oscuras que rodean, como cuando se lleva una lámpara a una habitación que esté en tinieblas.

San Pablo dijo que Dios está más cerca de nosotros que nuestros pies y nuestras manos, más aún que nuestra respiración; de manera que no hay que pedirle a gritos que nos oiga. Basta con pensar en El para que ya comience a componerse lo que parece estar descompuesto. El nos creó. El nos conoce mejor de lo que nos podemos conocer nosotros. El sabe por qué actuamos de esta o aquella manera, y no espera que nos comportemos como santos cuando apenas estamos aprendiendo a caminar en esta vida espiritual.

LA MECÁNICA DEL PENSAMIENTO

La palabra «Metafísica» quiere decir «más allá de lo físico», o sea, la ciencia que estudia y trata de todo lo que está invisible a los sentidos físicos. Te da la razón de ser todo lo que no comprendemos; de todo lo misterioso; y es exacta.

LA FORMULA INFALIBLE

Cualquiera cosa que estés manifestando; que te esté ocurriendo contraria a La Armonía Perfecta, o que tú misma estés haciendo o sufriendo contraria a la Armonía Perfecta, se debe a una creencia errada que tú creaste, ya lo sabes, y que por reflejo estás lanzando hacia afuera y atrayendo su igual del exterior.

Tú YO superior es perfecto: que sus condiciones son perfectas. Ahora di: «Declaro que la Verdad de este problema es (armonía, amor, inteligencia, justicia, abundancia, vida, salud, etc, cualquiera que sea lo opuesto a la condición negativa que se esté manifestando en ese momento). Gracias Padre que me has oído».

Hay convicciones que están tan arraigadas que son lo que se llama en el lenguaje metafísico «cristalizaciones». Estas requieren más trabajo que otras. Pero cada «Negación» y «afirmación» que se haga respecto a estas cristalizaciones va borrando el diseño original hasta que desaparece totalmente y no queda sino la Verdad.

EL DECRETO

Siempre que escuches conversaciones negativas no afirmes nada de lo que expresen. Piensa «no lo acepto ni para mi ni para ellas». No tienes que decírselo a ellas. Es mejor no divulgar la verdad que estás aprendiendo, no porque haya que ocultarlo sino porque hay una máxima ocultista que dice: «Cuando el discípulo está preparado aparece el maestro». Por ley de atracción, todo el que está preparado para subir de grado es automáticamente acercado al que lo pueda adelantar, de manera que no trates de hacer labor de catequista.

Déjame darte la fórmula metafísica para obtener cualquier cosa que uno desee. Es una fórmula. Hay que emplearla para todo. Compruébala por ti mismo. No me lo creas ciegamente:

«Yo deseo tal cosa. En armonía para todo el mundo y de acuerdo con la voluntad divina. Bajo la Gracia y de manera perfecta. Gracias Padre que ya me oíste».

Para que conozcas lo que has hecho al repetir la fórmula, te voy a explicar el proceso detalladamente. Al tú decir «en armonía para todo el mundo» has eliminado todo peligro de que tu conveniencia perjudique a otros, como tampoco se te hace posible desear un mal para otro.

Al decir «de acuerdo con la voluntad divina»; si lo que tú deseas es menos que perfecto para ti, verás suceder algo mucho mejor de lo que tus esperabas. En este caso significa que lo que estabas deseando no lo ibas a encontrar suficiente, o no te iba a resultar tan bueno como tu pensabas. La voluntad de Dios es perfecta.

La Ley de Dios que se manifiesta siempre en el plano espiritual. Allí (en el plano espiritual) todo es perfecto, sin obstáculos, sin inconvenientes, sin tropiezos ni daños para alguno, sin luchas ni esfuerzos, «suavecito, suavecito», todo con gran amor, y esa es nuestra Verdad. Esa es la Verdad que al ser conocida nos hace libres.

«Gracias Padre que ya me oíste» es la expresión más alta de fe que podamos abrigar. Jesús la enseñó y la aplicaba en todo, desde antes de partir el pan con que alimentó a cinco mil, hasta para decir cómo transformar el vino en su sangre. Dando gracias al Padre

Ahora no dudes por un solo instante. Has empleado la fórmula mágica. Has cumplido con toda la ley y no tardarás en ver tu deseo manifestado. Ten paciencia. Mientras más tranquilo esperes, más pronto verás el resultado. La impaciencia, la tensión y el ponerse a empujar mentalmente destruyen el tratamiento (La fórmula es lo que en metafísica se llama «un tratamiento»).

AMOR

En metafísica cristiana decimos que Dios tiene siete aspectos: Amor, Verdad, Vida. Inteligencia, Alma, Espíritu y Principio. Como ves, todos estos aspectos son estados invisibles.

Vamos a dar la fórmula infalible para perdonar y olvidar al mismo tiempo, para nuestra propia conveniencia ya que esto nos establece en el punto central del equilibrio, el de la tolerancia y la buena voluntad.

El hombre que ama bien es el hombre más poderoso del mundo. Y aquí la receta para bien amar: Cada vez que sientas algo desagradable hacia otro; o bien que te encuentres resintiendo algo que te hayan hecho; o que te reconozcas un franco rencor o un deseo de venganza, ponte deliberadamente a recordar (no es tratar de olvidar lo de ahora), es a recordar todo lo bueno que conoces de aquella otra persona.

Trata de revivir los ratos agradables que gozaste en su compañía, en tiempos pasados, anteriormente al momento que te hirió. Insiste en rememorar lo bueno, sus buenas cualidades, la forma en que pensabas de ella. Si logras reírte de algún chiste que ella dijo o de algo cómico que gozaron juntos, el milagro se ha hecho. Si no basta con un solo tratamiento, repítelo tantas veces como sea necesario para borrar el rencor o resentimiento. Te conviene hacerlo,»hasta setenta veces siete».

Si lo haces con sinceridad te vas a dar cuenta de algo muy extraño, y es que te sentirás libertado, primeramente, y luego, que una montaña de pequeños inconvenientes que te ocurrían y que no sabías a qué atribuir desaparecen como por encanto, y tu vida marcha sobre rieles.

Fin del Resumen

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