Dirige tu vida

Resumen Dirige tu Vida (Pau Forner Navarro)


Resumen del Libro Dirige tu Vida

Desarrollar tu inteligencia social y emocional puede provocar enormes cambios positivos en tu vida. Cuando termines de leer este libro, serás capaz de gestionar mejor tus emociones, liberarte de tus miedos, comunicarte de forma carismática, realizar propuestas convincentes, mantener conversaciones apasionantes y crear relaciones más profundas.

La Ley del Esfuerzo Invertido

La verdadera autoestima significa aceptar que a veces nos sentiremos a disgusto con lo que somos y hacemos, en lugar de intentar cambiarlo a toda costa. Porque obsesionarnos con la felicidad es la forma más rápida de convertirnos en unos infelices.

A este efecto se lo conoce como la ley del esfuerzo invertido, una expresión que acuñó el filósofo Alan Watts para referirse a que, cuanto más luchemos por sentirnos bien, más insatisfechos viviremos, ya que perseguir algo solo refuerza la idea de que carecemos de ello.

La felicidad, como la autoestima, es efímera. Podemos estar muy contentos durante una etapa de nuestra vida, pero eso va a durar poco porque siempre terminamos adaptándonos a las circunstancias y encontrando nuevos motivos de preocupación. Cuando unos investigadores entrevistaron a varios ganadores de la lotería para evaluar su nivel de felicidad, comprobaron que, en realidad, esa inmensa fortuna no había supuesto ningún incremento a largo plazo.

Con mucho dinero los problemas no desaparecen, simplemente se convierten en otros. No es posible vivir una vida sin preocupaciones, porque nuestros logros son a su vez el origen de nuevos problemas. El ascenso laboral que por fin conseguimos será el mismo que luego nos provocará estrés. La persona con la que nos casamos es la misma con la que discutiremos, y el coche que tantas ganas tenemos de comprar es el mismo en el que gastaremos un dineral para repararlo. Todo lo que nos hace sentir bien, inevitablemente, nos hará sentir mal.

La buena noticia es que la ley del esfuerzo invertido se llama así porque también funciona al revés. Si perseguir la felicidad provoca lo opuesto, aceptar el sufrimiento es el antídoto. Mostrar nuestras debilidades nos convierte en personas más seguras delante de los demás, fracasar en nuestros proyectos profesionales nos enseña a tener éxito la próxima vez, y reírnos de nuestros defectos nos ayuda a deshacernos de complejos.

La única forma de sentirse confiado para hacer algo es haciéndolo.

Si aprendiste a ir en bicicleta, imagino que al principio tendrías miedo de caerte. Pero no esperaste a vencer ese miedo y sentirte confiado antes de subirte a la bici. Te montaste en ella y poco a poco fuiste sintiéndote más seguro, hasta el punto de que ahora lo podrías hacer con los ojos cerrados.

Asume que nunca te sentirás preparado para enfrentarte a tus retos. Cuando quieras empezar un negocio, dejar de fumar o renunciar a tu trabajo e irte a viajar por el mundo, te sentirás inseguro y creerás que no es el momento adecuado. Pero con lo que tengas en ese momento será más que suficiente, porque por mucho que te prepares, mentalices o lo postergues, seguirás sintiéndote igual.

Todo el mundo ha empezado del mismo modo: sin experiencia, contactos ni recursos. Pero la diferencia entre la gente que toma el control de su vida y la que no es que los primeros deciden empezar pese a no sentirse confiados.

Los Valores

Nuestros valores definen cómo queremos comportarnos como personas, los principios sobre los cuales queremos vivir y los atributos personales que queremos cultivar. Algunos ejemplos son la honestidad, la generosidad, el amor a la familia, el coraje, la capacidad de sacrificio, el inconformismo o el respeto.

Utiliza tus valores como una brújula para marcarte la dirección y no desviarte. Un símil sería pensar en tus valores como viajar hacia el oeste. No importa cuán al oeste viajes, siempre habrá algún lugar más lejos al que ir, mientras que tus objetivos serían los lugares que vas visitando mientras viajas.

La gran ventaja de los valores es que son el combustible que te ayudará a seguir viajando a pesar de que todavía estés lejos de tus objetivos. Incluso cuando no consiguieras alcanzar ninguna de tus metas, podrías vivir cumpliendo día a día tus valores y encontrar la satisfacción en eso.

A pesar de que marcarse objetivos se ha popularizado como la mejor forma de tener éxito, la evidencia científica va en la dirección opuesta. Para mucha gente, los efectos secundarios de los objetivos pueden terminar suponiendo sacrificios inaceptables o grandes frustraciones.

En lugar de objetivos, busca y encuentra aquellos valores que quieres que guíen tu vida. Las ventajas de los valores sobre los objetivos son muchas:

  • No te conducen a sacrificios inaceptables.
  • Te muestran siempre el camino a seguir.
  • No abren la posibilidad de fracasar.
  • No te presionan.
  • No te restan energía.
  • Te ayudan a perseverar y salir de la zona de confort.

Cada vez que entramos en un territorio poco familiar, sentimos miedo

Aunque mucha gente espera encontrar la sabiduría o iluminación que les permita vivir sin temor para siempre, el miedo nunca desaparecerá mientras sigamos creciendo como personas, porque progresar significa exponernos continuamente a retos que nunca antes habíamos vivido. La única salida, por lo tanto, es aceptar el miedo y actuar igualmente.

La aceptación acoge los pensamientos negativos y las emociones que estos provocan como parte de la vida. Se centra en cambiar lo que podemos cambiar, las conductas, en lugar de lo que no podemos evitar, el miedo.

En un metaanálisis realizado en más de tres mil participantes, se concluyó que uno de los principales orígenes del miedo es, precisamente, no poder centrarse en el presente y obsesionarse con los problemas del futuro o los reproches del pasado.

En ese mismo estudio también se comprobó la eficacia del mindfulness, o conciencia plena, para entrenar la mente a focalizarse en el presente. Aunque te suene esotérico, el mindfulness tiene infinidad de beneficios. Se ha demostrado su eficacia para reducir la ansiedad, la depresión y la alteración emocional, entre otros. No en vano empresas como Google imparten clases a sus empleados.

La asertividad

La asertividad es un estilo de comunicación que respeta el proceso natural de toma de decisiones, por eso es tan eficaz y empático. Y lo mejor de todo es que lo puedes aplicar en cualquier momento y situación, tanto para defender tus derechos como para expresar agradecimiento o plantear una propuesta.

El proceso consiste en describir tu camino a la acción, empezando por los hechos, continuando por tu historia, mostrando tus emociones, revelando tus necesidades y haciendo una petición concreta. De esta manera consigues que los demás lo recorran exactamente en el mismo sentido que tú, comprendiendo cada uno de los motivos que te han llevado hasta ese momento.

Aquí tienes un par de mensajes asertivos que prescinden de algunos elementos:

«Las dos últimas veces que has presentado el proyecto no has mencionado mis aportaciones (los hechos)
y eso me desconcierta (tu sentimiento)
porque me gustaría que se reconociera mi trabajo (tu necesidad).
¿Te importaría mencionar de qué forma yo también he colaborado la próxima vez que lo presentes? (tu petición)».

«Cada vez que me gritas lo que debo hacer (los hechos)
me siento maltratado (tu sentimiento).
¿Podrías decirme las cosas sin alzar la voz? (tu petición)»

    Poder empezar conversaciones de forma natural con cualquier persona es una de las habilidades más útiles que puedes desarrollar.

    Te sentirás más libre y abrirás las puertas a un mundo de nuevas posibilidades, tanto para ampliar tu círculo social como para encontrar nuevas oportunidades profesionales o aumentar tus opciones sentimentales.

    En realidad, es mucho más sencillo de lo que parece. Consiste en enviar las señales sociales adecuadas e integrar tu mensaje de la forma más natural posible dentro del camino a la acción de los demás. Para aumentar tus posibilidades de ser bien recibido también puedes incorporar estas estrategias:

    • No ocultes tus emociones o impedirás que empaticen contigo.
    • Da tu nombre al principio para dejar de ser un desconocido. La fórmula más sencilla de conocer el nombre de alguien es decir primero cómo te llamas tú: «Por cierto, soy Pau encantado». De esta forma, por reciprocidad, automáticamente te dirá el suyo. Si no lo hace porque está nervioso, entonces pregúntaselo directamente. Además de que dejarás de ser un desconocido, podrás llamarlo por su nombre, tal y como hacen sus conocidos. Y eso, además de una sensación agradable, genera más confianza.

    Recuerda que las personas tienen muchos motivos y circunstancias para rechazarte, así que si eso ocurre no lo tomes como algo personal. En ese caso, empatiza con su situación y despídete cordialmente: tu reacción al rechazo también te define.

    Este es uno de los grandes secretos de la gente carismática: hacen sentir bien a las personas que les rodean. Por este motivo, intenta sacar temas de conversación que tengan altas probabilidades de estar asociados a sensaciones positivas, como hobbies, viajes o motivos de mucha alegría, como una boda o el nacimiento de un hijo.

    Acostúmbrate a centrar las conversaciones en tu interlocutor, preguntándole de dónde es, lo que más le gusta de su trabajo o interesándote por alguno de sus hobbies. Además de que te dará una tonelada de información para encontrar vínculos, asociará a ti las emociones positivas que experimente al hablar de él.

    La frecuencia de contacto y la similitud son fundamentales para aumentar tus posibilidades de conectar con alguien.

    Si quieres fortalecer una relación, intenta mantener un contacto regular. Durante esas interacciones no te olvides de destacar vuestras similitudes, por insignificantes que parezcan. Si lo haces con la frecuencia necesaria, vuestra relación se reforzará como el acero.

    La capacidad de detectar y empatizar con las emociones de los demás también es fundamental para conectar con ellos. Nos ayuda a conocerlos más, a comprender sus motivos, a prevenir situaciones de conflicto, a no hacer daño a las personas que queremos y a inmunizarnos frente a comportamientos hostiles, porque es muy difícil odiar a alguien cuando realmente le entendemos.

    Desarrollando tu habilidad para empatizar, conseguirás:

    • Gustar más. Las personas empáticas generan atracción porque la gente se siente más vinculada a ellas.
    • Ser más convincente. Ponerte en el lugar del otro te permitirá saber qué necesidades puedes ayudarle a satisfacer.
    • Hacerte escuchar. La gente empática suele hablar de cosas que importan a los demás.
    • Que sean más honestos contigo. Porque sentirán que los conoces, pero no los juzgas.
    • Ser mejor líder. Comprenderás las necesidades ocultas de la gente que te rodea.

    El lenguaje corporal

    El lenguaje corporal es una gran ventana al estado emocional de las personas. Interpretándolo, podrás descifrar las emociones que ocultan, empatizar con ellas y responder en consecuencia.

    Los mensajes del cuerpo pueden separarse en señales de comodidad, aquellas que hacemos cuando sentimos que estamos conectando con alguien, e incomodidad, las que hacemos cuando nos sentimos inseguros.

    • Las señales de incomodidad son posturas de protección, como cruzar los brazos o piernas, y gestos de autoconsuelo, como acariciarse el cuello o sujetarse un brazo con una mano. Cuando alguien no dirige su torso y pies hacia nosotros es porque en ese momento no somos el centro de su interés.
    • Las señales de comodidad suelen ser gestos de apertura, como mostrar las palmas de las manos, ladear la cabeza o levantar las cejas, y sincronizar su lenguaje corporal con el nuestro.

    Cuando quieras conectar con alguien, tan importante es que estés pendiente de las señales que expresa como asegurarte de que tu propio lenguaje corporal no transmite mensajes negativos.

    Añadir el contacto a tu comunicación te permitirá transmitir mejor tus emociones para que la gente empatice y se vincule contigo. Además, ha demostrado ser útil para persuadir y generar atracción.

    Normalmente es suficiente con dar una palmada sutil en la parte superior del brazo. No te excedas o resultará incómodo, pero, si no tocas a tus amigos, familiares o compañeros, estarás dejando escapar una gran herramienta de conexión. En muchas situaciones, si no estás tocando, no te estarás comunicando.

    Fin del Resumen

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