#Mírate

Resumen #Mírate (Andrea Vilallonga)


Resumen del Libro #Mírate

En el resumen del libro #Mírate, al autor comienza diciendo que las personas tenemos claro quiénes somos o estamos seguros de lo que queremos ser, pero no siempre acertamos con la imagen que proyectamos. Por eso es importante la primera impresión. Este tema puede generar en algunos casos un problema de comunicación con los demás que afecta directamente a la autoestima personal y a la influencia sobre los demás.

¿Quién no ha juzgado alguna vez a alguien por su aspecto?

No es que seamos malas personas, es algo totalmente normal. Es un instinto primitivo. No podemos luchar en contra de las expectativas visuales, son nuestra herencia primitiva. Tiene que ver con la evolución de nuestra especie y con lo que, a lo largo del tiempo, le ha permitido adaptarse a todo tipo de situaciones.

Piensa que los hombres de las cavernas, cuando se encontraban ante un elemento que no conocían, debían decidir rápidamente si su vida corría peligro o no. De esa decisión rápida dependía su supervivencia. Por lo tanto, solo los que eran capaces de formarse una primera impresión correcta sobrevivían.

La imagen como capital de influencia

Existen varias maneras de influenciar en los demás (no estamos hablando de manipulación ni de chantaje emocional) a través del capital económico, del social, del cultural… y del de la imagen. Imagen no es lo mismo que belleza. La imagen no tiene un componente subjetivo, puede valorarse, trabajarse… Es algo objetivo. Por eso la imagen (teniendo en cuenta no solo la exterior, sino también la expresión y la actitud) es un capital de influencia muy importante, y sin embargo, no le damos todo su valor.

Vivimos en una sociedad y en una cultura basadas en la imagen y se nos educa con imágenes concretas, con necesidades concretas. Hay que dominar esos conocimientos y utilizarlos a nuestro favor para saber cómo nos influyen y cómo podemos cambiar el tipo de influencia que ejercemos.

«La vida es como un espejo: si yo sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa».

MAHATMA GANDHI

La importancia del Color

Según la indumentaria que te vayas a poner, elige con cuidado los colores y piensa que: los fríos y oscuros denotan seriedad y eficacia (negros, azules marinos, grises), los cálidos denotan cercanía y tranquilidad (marrones, beige, teja, naranja), los pasteles transmiten suavidad y fragilidad, los rojos tienen un punto de agresividad y el blanco o el gris claro son neutros. Ten en cuenta que la mezcla de colores fuertes denota creatividad.

La Seguridad.

Si hablamos de los signos de inseguridad más frecuentes en general, estamos hablando de una postura corporal descendente; normalmente no hay una mirada clara, no se mira a los ojos; a veces existe algún tipo de balbuceo además de algún tipo de palabra que se repite al final de la frase como: «¿me entiendes?», «¿sí?», «¿vale?»…

También se confunde la inseguridad con estar nervioso, tener un momento de duda o tener mariposas en el estómago. Cuando vas a dar una charla, o tienes que hablar delante de un grupo de personas, puedes sentir esta sintomatología, pero en este caso es más una cuestión de nervios, no de inseguridad, son dos cosas completamente distintas.

Es importante saber que transmitir seguridad no significa ser arrogante para nada. La seguridad no es arrogancia, pues esta suele esconder mucha inseguridad. La arrogancia, por definición, es altanería, soberbia o sentimiento de superioridad ante los demás. Cuando crees en ti no te sientes amenazado y no necesitas demostrar que eres el más fuerte ni el que sabe más. Así que mostrarte seguro no te hace parecer arrogante.

Para conseguir seguridad en uno mismo, en nuestro cuerpo, es importante tener en cuenta un triunvirato: mandíbula, hombros y postura. Y realzar esa horizontalidad visualmente es algo que se puede conseguir a través de la indumentaria y sus colores, por el tipo de peinado y por las gafas que se lleven. También es importante trabajar la postura, el ritmo de los movimientos y el tono de voz.

La Cercanía

El punto clave para transmitir cercanía es la mirada. Cuando hablas, no puedes tener una mirada esquiva, sino ejercitar el mirar al otro sin miedo. No una mirada rápida, sino mantenerla mientras te estás dirigiendo a esa persona. Y también cuando te hablan la mirada debe fijarse en el interlocutor, mirar hacia otro lado puede dar la sensación de que no escuchas o de que estás distraído. Pero ¡cuidado, hay que parpadear de vez en cuando!; si no, parecerás un psicópata.

La postura de la cabeza también es importante, para transmitir cercanía lo mejor es buscar una postura neutra con ella: ni ascendente, pues parece que estés juzgando lo que te están contando; ni descendente, que puede quizá aportar un punto de desconfianza.

Otro punto básico para la cercanía es la sonrisa. Sin sonrisa no existe la cercanía.

Cuando te cruces con personas que conoces, intenta entablar una conversación. No te limites solo a saludar. Aprovecha, por ejemplo, el momento que estás alrededor de la máquina de café en el trabajo o con los compañeros de clase en el pasillo. Recuerda que a las personas les gusta hablar de sí mismas así que cuanto más atento te muestres con sus vidas, más interesante te encontrarán.

La Seriedad.

La seriedad está más vinculada al ámbito profesional (y es menos necesaria en el ámbito social). Ser serio no es ser distante y tampoco quiere decir ser responsable, aunque existe una vinculación clara. Una persona responsable cumple sus obligaciones con diligencia y seriedad, hace las cosas bien de principio a fin, y esto transmite confianza y tranquilidad.

La Jovialidad.

Tener una imagen jovial es crear una imagen dinámica, flexible, en movimiento, positiva y relajada. La jovialidad no es una cuestión de edad, no es parecer más joven, sino cultivar una energía juvenil. Y eso se trabaja a través de nuestra imagen, ayudándonos del maquillaje o la indumentaria. También con la expresión de nuestro rostro o con la postura de nuestro cuerpo para conseguir ligereza, que no nos cuesta movernos. Y, sobre todo, es clave la actitud, la jovialidad no es solo transmitir alegría y optimismo, también tiene que ver con la proactividad, la eficiencia y la iniciativa.

La buena imagen.

Las personas que se sienten a gusto con su cuerpo tal y como es suelen transmitir una sensación de bienestar, seguridad y positividad que ayuda a aportar una buena imagen.

Las manos, sobre todo para los latinos, son una poderosa herramienta de comunicación. Los gestos que acompañan a las palabras ayudan a transmitir de manera correcta el mensaje y a enfatizarlo. Lo cierto es que una persona que no usa las manos en una conversación transmite poco… o nada. Y evidentemente tampoco es bueno excederse en su uso, pues puede generar una imagen abrumadora, pero el no emplearlas aporta frialdad a la imagen global. Y en ciertos casos, incluso rompe la comunicación.

La buena expresión.

Cuando miramos a los ojos de los demás para comunicarnos es evidente que transmitimos seguridad, honestidad, transparencia. Es como que no tienes miedo de que ellos te vean a ti tal y como eres. Pero aquí hay un matiz importante, cuando tú eres el que comunicas, el que hablas, es mucho más fácil, ya que cuando explicas algún relato o vivencia te gusta, o te ayuda, observar la reacción de tu interlocutor. Hablar y mirar a los ojos es más sencillo; esto es así, seas tímido o no.

Lo difícil es cuando eres tú el interlocutor que escucha. Si te fijas, cuando dos personas están conversando, la que escucha generalmente mira hacia otro lado para concentrarse en lo que le están diciendo. Lo mismo ocurre al pensar, las personas solemos mirar hacia un lado mientras estamos hablando con alguien y nos toca escuchar. Ayuda a veces a imaginarse la situación que nos están comentando. Es importante que, si eres consciente de esta acción, de vez en cuando mires al que te está hablando.

Para mejorar tu expresión también debes tener en cuenta cómo mueves la cabeza, sobre todo en cuanto a la escucha. Para una escucha sin prejuicios debes situar el rostro recto. Lo digo porque veo a muchas personas que escuchan de lado. Es lo que yo llamo la mirada de paloma. Esto puedo ocurrir por varios motivos, que no oigas bien, que estás muy atento o que efectivamente estás poniendo en duda lo que te están diciendo. Sea por la razón que sea el efecto visual que le transmite a tu interlocutor es que estás dudando de sus palabras.

La Sonrisa.

La sonrisa es un componente INDISPENSABLE para comunicar. Con ella le indicas al interlocutor que te parece bien que te escuche y que además estás feliz de poder comunicarte con él. Aunque sea una conversación seria y trascendente, hay que empezar sonriendo para captar la atención completa, por lo menos en la bienvenida.

La positividad.

El optimismo es un motor que ayuda a salir de las situaciones difíciles o dolorosas, pues trabaja la esperanza de que otra realidad es posible si ponemos de nuestra parte. La positividad es un estado mental que nos permite observar la vida a través de un filtro distinto, pero no niega la realidad. La música, ir de compras, pequeños cambios de imagen, mirar fotografías de seres queridos o de nuestras mascotas son claves para que cada uno fomente una mirada positiva hacia la vida. Para trabajar día a día la positividad hay que sonreír, cuidar nuestra imagen, no recrearse en las miserias, aceptar los cumplidos y saber darlos, estar agradecidos por las pequeñas cosas de la vida y limpiar la mirada…

Aunque hablemos de cuidar los detalles, y parece que siempre lo hacemos para los demás, no olvides que principalmente lo haces para y por ti. No podrás cambiar la actitud ajena, no podrás evitar los malos momentos o los días malos, no podrás evitar sentirte alguna vez solo o triste, vendrán momentos de contar miserias y de verte horroroso en las fotos, de enfadarte por los cambios y de ser grosero o, peor aún, de hablarte mal y no quererte… Cuando lleguen esos momentos, recuerda que el cambio está en tus manos. MÍRATE y sonríe.

Fin del Resumen

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