Conversaciones con Dios 1

Resumen Conversaciones con Dios 1 (Neale Donald Walsch)


Resumen del Libro Conversaciones con Dios 1

En el resumen del libro Conversaciones con Dios 1, el autor inicia planteando la siguiente pregunta: ¿Es posible que haya algo que no comprendemos por completo acerca de Dios, de la vida y de nosotros mismos? Si lo entendiéramos, ¿todo cambiaría? En esta obra, el autor nos regala un camino más claro y práctico de lo que Él tiene para nosotros y para el mundo.

La gratitud.

Cuando dan gracias a Dios por adelantado por aquello que han decidido experimentar en su realidad, están efectivamente reconociendo que eso está ahí. La gratitud es, pues, la más poderosa afirmación dirigida a Dios; una afirmación a la que Yo habré contestado incluso antes de que me la formulen. Así pues, no supliquen nunca. Antes bien, agradezcan.

Pero entonces ¿cómo puedo estar realmente agradecido por algo, si sé que eso no está presente? Fe. Si tienes aunque sólo sea la fe equivalente a un grano de mostaza, moverás montañas. Sabrás que eso está presente porque Yo digo que está presente; porque Yo digo que, incluso antes de que me preguntes, habré respondido; porque Yo digo, y se los he dicho de todas las maneras concebibles, a través de cualquier maestro que me puedas mencionar, que, sea lo que sea lo que quieran, si lo quieren en Mi nombre así será.

La función de Dios no es crear, o dejar de crear, las circunstancias o condiciones de su vida.

Dios los ha creado a ustedes, a imagen y semejanza suya. Ustedes han creado el resto, por medio del poder que Dios les ha dado. Dios creó el proceso de la vida, y la propia vida tal como la conocen. Pero Dios les dio el libre albedrío para hacer con la vida lo que quieran.

Las calamidades y desastres naturales del mundo – sus tornados y huracanes, sus volcanes e inundaciones; sus desórdenes físicos – no son específicamente una creación suya. Pero sí lo es el grado en que dichos sucesos afectan a su vida.

No puedes cambiar el acontecimiento externo (puesto que ha sido creado por muchos de ustedes, y sus conciencias no se han desarrollado lo bastante como para alterar individualmente lo que ha sido creado colectivamente), de modo que debes cambiar la experiencia interna. Esta es la llave maestra de la vida.

Bendice, pues, a toda persona y condición, y da gracias. De este modo afirmarás la perfección de la creación de Dios, y mostrarás tu fe en ella, puesto que en el mundo de Dios nada ocurre por accidente y no existe nada parecido a la casualidad. Ni tampoco el mundo está a merced de los avatares del azar, o de eso que llaman destino.

Los valores.

Sean fieles a sus creencias, y mantengan como ciertos sus valores, ya que se trata de los valores de sus padres, y de los padres de sus padres, de sus amigos y de su sociedad.

Estos forman la estructura de su vida, y perderlos equivaldría a deshacer el tejido que constituye su experiencia. No obstante, examínenlos uno por uno. Revísenlos pieza por pieza. No deshagan la casa, pero observen cada uno de los ladrillos, y reemplacen los que vean que están rotos y no pueden soportar ya la estructura.

Cuando tengas un pensamiento que no cuadre con tu más alta visión, cámbialo por otro nuevo, inmediatamente.

Cuando digas algo que no se ajuste a tu más grandiosa idea, toma nota de no volver a decir de nuevo nada semejante. Cuando hagas algo que no cuadre con tu mejor intención, decide que esa sea la última ves que lo haces. Y siempre que puedas, haz el bien sin mirar a quién.

Un auténtico Maestro no es aquel que tiene más discípulos, sino aquel que crea más Maestros.

Recuerda que los pensamientos son creadores. De modo que, si piensas que el dinero es malo, y sin embargo piensas que tu eres bueno… en fin, el conflicto es evidente.

He aquí, pues, la auténtica ambivalencia respecto al dinero. Una parte de ti lo rechaza, y una parte de ti siente no tenerlo. Ahora bien, el universo no sabe qué hacer con eso, puesto que recibe de ti dos pensamientos diferentes. De modo que tu vida, por lo que respecta al dinero, va a seguir funcionando a rachas porque tú sigues funcionando a rachas en relación al dinero.

Tú eres lo que piensas que eres.

Cuando el pensamiento es negativo, se trata de un círculo vicioso. Tienes que encontrar un modo de romper el círculo. Si quieres cambiar un pensamiento raíz, tienes que hacerlo antes de pensarlo.

Por ejemplo: vas andando por la calle y te cruzas con una anciana que pide limosna. Te das cuenta de que está en los huesos y de que sobrevive día tras día. Instantáneamente sabes que, por poco dinero que lleves, seguramente tienes el suficiente como, para compartirlo con ella. Tu primer impulso es darle algunas monedas. Una parte de ti incluso está dispuesta a meter la mano en el bolsillo buscando algún billete de mil. ¡Que demonios! ¡Será estupendo para ella! ¡Ayúdala!

Entonces, aparece el pensamiento. ¿Estás loco? ¡Sólo tenemos dos mil pesetas para pasar todo el día! ¿Y quieres darle mil a ella? Entonces tu mano empieza a vacilar.

Otra vez el pensamiento: ¡Eh, venga ya! ¡No tienes tanto como para que vayas regalándolo! ¡Por lo que más quieras: dale algunas monedas y lárgate!

Rápidamente buscas en tu otro bolsillo tratando de sacar algunas monedas. Pero tus dedos sólo tantean duros y pesetas. Te sientes turbado. ¡Tú, tan bien vestido y tan bien alimentado, vas a darle a está pobre mujer que nada tiene unos pocos duros y algunas pesetas!

Tratas en vano de encontrar al menos una moneda de cien. ¡Ah!, aquí hay una, en el fondo del bolsillo. Pero entre tanto has pasado de largo, sonriendo tristemente, y ya es demasiado tarde para volver atrás. Ella no consigue nada; y tampoco tú consigues nada. En lugar de la alegría de ser consciente de tu abundancia y de compartirla, ahora te sientes tan pobre como la mujer.

¿Por qué simplemente no le diste el billete? Tú primer impulso fue ese, pero luego se interpuso tu pensamiento.

La próxima vez, decide actuar antes de pensar. Dale el dinero. ¡Adelante! Tienes suficiente, y conseguirás más. Ese es el único pensamiento que te diferencia de la mujer. Tú sabes con certeza que conseguirás más, mientras que ella no lo sabe.

Cuando quieras cambiar un pensamiento raíz, obra de acuerdo con la nueva idea que tengas. Pero debes actuar con rapidez, o tu mente matará la idea antes de que te des cuenta. Y lo digo literalmente. La idea, la nueva verdad, morirá ante ti antes de que hayas tenido la oportunidad de ser consciente de ella.

Así pues, actúa con rapidez cuando surja la oportunidad; y, si lo haces bastante a menudo, tu mente pronto hará suya la idea. Y será tu nuevo pensamiento.

Cuando el cuerpo, la mente y el alma crean juntas, en unidad y armonía, Dios se hace carne.

Es entonces cuando el alma se conoce a sí misma en su propia experiencia. Es entonces cuando los cielos se llenan de júbilo.

La función del alma consiste en indicar su deseo, no en imponerlo.
La función de la mente consiste en decidir entre distintas alternativas.
La función del cuerpo consiste en llevar a cabo esa decisión.

Las afirmaciones no funcionan si no son más que declaraciones de algo que quieres que sea verdad. Las afirmaciones sólo funcionan cuando son declaraciones de algo que ya sabes que es verdad.

En este caso, en lugar de pensar: «yo quiero éxito», piensa: «yo tengo éxito».

La mejor afirmación es una declaración de gratitud y reconocimiento. «Gracias, Señor, por darme el éxito en mi vida». Ahora bien, esa idea, pensada, dicha y realizada, produce resultados maravillosos cuando proviene de un auténtico conocimiento; no de un intento de producir resultados, sino de la consciencia de que los resultados ya se han producido.

Jesús lo tuvo muy claro. Antes de cada milagro, ; Él daba las gracias por adelantado de su realización. Nunca se le ocurrió no estar agradecido, puesto que nunca se le ocurrió que lo que Él declaraba no sucediera. Su mente nunca albergó ese pensamiento.

Llega un momento en la evolución de toda alma en que la preocupación principal ya no es la supervivencia o el cuerpo físico, sino el desarrollo del espíritu; ya no el logro del éxito mundano, sino la realización del Yo.

Si piensas pensamientos de malestar o enfermedad, tu cuerpo traducirá dichos pensamientos a una forma física.

Toda enfermedad es creación de uno mismo. Incluso los médicos más convencionales están empezando a ver que la gente crea sus propias enfermedades.

La mayoría de las personas lo hacen de un modo totalmente inconsciente (ni siquiera saben que lo hacen). Así, cuando caen enfermos, no saben qué les pasa. Parece como si algo les aconteciera, en lugar de haberse hecho ellos algo a sí mismos.

Esto ocurre por que la mayoría de las personas van por la vida inconscientemente, y no sólo en lo que se refiere a la salud y sus consecuencias.

Fuman, y luego se sorprenden porque tienen cáncer. Ingieren animales y grasa, y luego se sorprenden porque tienen las arterias obstruidas. Se pasan la vida enfadándose, y luego se sorprenden porque tienen infartos. Compiten con los demás – despiadadamente, y bajo un estrés increíble -, y luego se sorprenden porque tienen apoplejías.

La preocupación no tiene sentido.

La preocupación es precisamente la peor forma de actividad mental que hay después del odio, y resulta profundamente autodestructiva. Es malgastar la energía mental. Además, crea reacciones bioquímicas que dañan el cuerpo, produciendo un sinfín de problemas que van desde una simple indigestión hasta una parada cardíaca.

La salud mejorará casi en el mismo momento en que cese la preocupación.

La preocupación, el odio y el temor – junto con sus vástagos: la ansiedad, la amargura, la impaciencia, la avaricia, la crueldad, la severidad y la condena -, todo ello ataca el nivel celular del cuerpo. En estas condiciones, resulta imposible tener un cuerpo sano.

Cada vez que tengas una pregunta, simplemente debes saber que ya la he contestado. Luego abre los ojos a tu mundo. Mi respuesta puede hallarse en un artículo ya publicado; en el sermón ya escrito y a punto de ser pronunciado; en la película que se está rodando; en la canción que ayer se acabó de componer; en las palabras que está a punto de decir un ser querido; en el corazón de un nuevo amigo que estamos a punto de hacer.

Fin del Resumen

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