El monje que vendió su Ferarri

Resumen El monje que vendió su Ferrari (Robin Sharma)


Resumen del Libro El monje que vendió su Ferrari

El monje que vendió su Ferrari es un libro de autoayuda de Robin Sharma, escritor y orador motivacional. El libro es una fábula empresarial derivada de las experiencias personales de Sharma después de dejar su carrera como abogado litigante a la edad de 25 años.

Todo sucede por alguna razón.

Albert Camus dijo una vez que «la verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente». Pues bien, eso hice yo. Sabía que necesitaba cambiar, así que decidí escuchar a mi corazón y hacerlo por todo lo alto. Mi vida se volvió mucho más sencilla y plena en cuanto dejé atrás el bagaje de mi pasado. Tan pronto prescindí de los grandes placeres de la vida, empecé a disfrutar de los pequeños, como ver un cielo estrellado al claro de luna o empaparme de sol en una gloriosa mañana de verano.

«Estoy convencido de que en este día somos dueños de nuestro destino, que la tarea que se nos ha impuesto no es superior a nuestras fuerzas; que sus acometidas no están por encima de lo que soy capaz de soportar. Mientras tengamos fe en nuestra causa y una indeclinable voluntad de vencer, la victoria estará a nuestro alcance.» Winston Churchill

He aprendido que todo sucede por alguna razón. Todo suceso tiene un porqué y toda adversidad nos enseña una lección. He comprendido que el fracaso, sea personal, profesional o incluso espiritual, es necesario para la expansión de la persona. Aporta un crecimiento interior y un sinfín de recompensas psíquicas. Nunca lamentes tu pasado. Acéptalo como el maestro que es.

«Vive deprisa, muere joven».

He visto que el éxito externo no significa nada a no ser que tengas éxito interno. Hay una enorme diferencia entre el beneficio y el bienestar. Cuando yo era un importante abogado, solía mofarme de todas las personas que trabajaban para mejorar su vida interior y exterior. ¡Vive la vida!, solía pensar. Pero he aprendido que el autocontrol y el cuidado de la propia mente, cuerpo y alma son esenciales para encontrar el yo elevado de cada uno y para vivir la vida de nuestros sueños. ¿Cómo ocuparse de los demás si uno no se ocupa de sí mismo? ¿Cómo hacer el bien si ni siquiera te sientes bien? No puedo amar si no sé amarme a mí mismo.

Los sueños de los grandes soñadores jamás llegan a cumplirse, siempre son superados. Alfred Whitehead.

Cuando el alumno está listo, aparecen los maestros.

Todos nosotros deberíamos conocer la filosofía de los sabios. Todos podemos beneficiarnos de ella. Todos hemos de conocer esa perfección que es nuestro estado natural.

Al ver la tetera que yo había dejado sobre la mesa, él mismo empezó a servirme. Vertió el té hasta llenar la taza… ¡y siguió haciéndolo!

El té empezó a caer sobre el platillo y luego sobre la querida alfombra persa de mi mujer.

Al principio me quedé perplejo. Pero luego chillé: – ¿Qué estás haciendo? Mi taza ya está llena. ¡Por más que lo intentes no admitirá más té!

Julián me miró largamente.

–No me interpretes mal. Yo te respeto, John. Siempre lo he hecho. Sin embargo, igual que esta taza, tú pareces estar lleno de ideas propias. ¿Cómo van a entrar más, si no vacías primero tu taza?

Sólo cuando domines el arte de amarte a ti mismo podrás amar de verdad a los demás.

Sólo abriendo tu corazón podrás llegar al corazón de los demás. Cuando te sientas centrado y vivo de verdad, estarás en buena posición para ser una persona mejor.

Si cuidas de tu mente, si la nutres y la cultivas como si fuera un fértil jardín, florecerá más allá de tus expectativas.

Pero fíjate en los residuos tóxicos que la mayoría de la gente mete en el fértil jardín de su mente, y eso un día tras otro: preocupaciones, ansiedades, la nostalgia del pasado, los cálculos sobre el futuro y los miedos que ellos mismos alimentan y que pueden destrozar el mundo interior de cualquier persona.

La preocupación priva a la mente de gran parte de su poder y, antes o después, acaba dañando el alma.

La mayoría de la gente ha sacado lo mejor de sí misma a través de las experiencias más sugestivas y difíciles. Si te encuentras con un resultado que no esperabas y te sientes decepcionado, recuerda que las leyes de la naturaleza especifican que cuando una puerta se cierra otra se abre.

Cuando te inspira un objetivo importante, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas direcciones y tú te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas, facultades y talentos ocultos cobran vida, y descubres que eres una persona mejor de lo que habías soñado ser.

Ten paciencia y vive en la conciencia de que todo lo que buscas llegará tarde o temprano si te preparas debidamente.

El hecho de que tengas un deseo o un sueño significa que posees la capacidad de llevarlo a cabo

El secreto de la felicidad

El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que te gusta hacer y dirige todas tus energías en esa dirección. Si analizas a las personas más felices, saludables y satisfechas de tu mundo, verás que todas han encontrado cuál era su pasión y luego se han dedicado a perseguirla. Esta vocación suele ser casi siempre la de servir a los demás.

En cuanto concentres tu poder mental en conseguir lo que amas, la abundancia inundará tu vida y todos tus deseos serán satisfechos sin esfuerzo.

Primero descubre cuál es la misión de tu vida, así despertarás cada mañana con una reserva ilimitada de energía y entusiasmo. Todos tus pensamientos estarán concentrados en tu objetivo. No tendrás tiempo para perder el tiempo. El poder de la mente, por tanto, no se malgastará en pensamientos insignificantes. Automáticamente, borrarás el hábito de preocuparte y te volverás mucho más eficaz y productivo. Aún más, tendrás un profundo sentido de la armonía interna, como si algo te guiara para realizar tu misión en la vida. Es una sensación maravillosa.

Empieza por las cosas que siempre has querido hacer. He conocido abogados que dejaron su trabajo para ser actores, y contables que se han convertido en músicos de jazz. Al intentarlo, han descubierto la felicidad que los eludía. ¿Qué más da si no pueden permitirse hacer dos vacaciones al año o tener una estupenda casa en las islas Caimán? Correr riesgos calculados siempre da buenos beneficios.

Tómate tiempo para reflexionar. Descubre tu verdadera razón de vivir y luego ten el valor necesario para afrontarla.

Si quieres mejorar tu vida, debes correr tu propia carrera.

No importa lo que la gente pueda decir de ti. Lo importante es lo que te digas a ti mismo. No te preocupes de las opiniones ajenas siempre y cuando sepas que estás haciendo lo correcto. Puedes hacer lo que gustes mientras a tu conciencia y a tu corazón les parezca justo. No te avergüences de hacer lo que consideras correcto; decide lo que está bien y aférrate a ello. Y, por el amor de Dios, no caigas en el hábito de medir tu propia valía en función de la valía de los demás. Como predicaba el yogui Raman: «Cada segundo que inviertes pensando en los sueños de otro, te estás apartando de los tuyos.»

El que más sirve más cosecha, emocional, física, mental y espiritualmente. Éste es el camino hacia la paz interior y la realización exterior.

A todos se nos ha concedido una serie única de dones y talentos que nos permitirán realizar nuestra tarea terrenal. La clave está en descubrirlos y, de paso, descubrir cuál es el objetivo prioritario.»

La clave está en tener la disciplina y la visión necesarias para ver cuál es tu misión heroica y asegurarte de que sirva a los demás.

Muchas personas dejan empleos que han estado impidiendo su progreso en cuanto descubren el verdadero objeto de su existencia. Todo autoexamen entraña un peligro. Pero no existe riesgo alguno en descubrirse a sí mismo y la misión que uno tiene en la vida. El autoconocimiento es el ADN del autoesclarecimiento.

Cualquiera que desee mejorar la calidad de su mundo interior y exterior hará bien en agarrar un papel y ponerse a escribir sus objetivos.

Es a partir de ahí que entrarán en funcionamiento fuerzas naturales que irán transformando los sueños en realidades.

Ejercitarse en lograr pequeñas hazañas te prepara para abordar las grandes. Bien, y respondiendo a tu pregunta, no hay nada malo en proyectar una serie de pequeños objetivos mientras uno planifica los más importantes.

El primer paso es tener una visión clara del resultado. El segundo es crear una presión positiva que te sirva de inspiración. El tercer paso es muy simple: nunca te marques una meta sin fijar un plazo. Para insuflar vida a un objetivo, has de fijarle un plazo muy preciso.

Para que un comportamiento nuevo cristalice en hábito, hay que realizar esa nueva actividad durante veintiún días seguidos.

Debes asegurarte de pasarlo bien mientras avanzas por el camino de tus objetivos.

Nunca olvides la importancia de vivir con júbilo desbordante. Nunca descuides la exquisita belleza que hay en todas las cosas vivas. Hoy, y este momento que compartimos, es un regalo. No pierdas el ánimo, la alegría ni la curiosidad. Concéntrate en tu propósito y en servir desinteresadamente al prójimo. El universo se ocupará de todo lo demás. Es una de las leyes más genuinas de la naturaleza.

Los Sabios de Sivana solían hablar de esta filosofía. Creían firmemente en que un día sin risa o un día sin amor era un día sin vida.

Un ardiente sentido de la pasión es lo que mejor puede propulsar tus sueños. En nuestra sociedad hemos perdido la pasión. No hacemos las cosas porque nos guste hacerlas, sino porque creemos que hemos de hacerlas.

Es la clave de la desdicha. Y no estoy hablando de la pasión romántica, aunque éste es otro de los ingredientes para una existencia inspirada. Estoy hablando de una pasión por la vida.

Reclama la alegría de despertar cada mañana lleno de energía y júbilo. Insufla el fuego de la pasión a todo aquello que hagas. Pronto cosecharás recompensas, tanto materiales como espirituales.

Decídete, de una vez por todas, a ser el dueño de tu destino.

Corre tu propia carrera. Descubre tu vocación y empezarás a experimentar el éxtasis de una vida inspirada. Por último, recuerda que lo que está detrás y lo que está delante de ti no es nada comparado con lo que está dentro de ti.

Dedicar un tiempo a dominar la propia mente, a ocuparse del cuerpo y nutrir el alma te pondrá en situación de desarrollar más riqueza en tu vida. Es como dijo Epicteto hace muchos años: «Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo.»

«Los únicos límites son aquellos que tú mismo te pones.» Cuando te atreves a salir de tu círculo de comodidad y explorar lo desconocido, empiezas a liberar tu verdadero potencial humano. Es el primer paso hacia el autodominio y el dominio sobre todas las otras circunstancias de tu vida. Cuando se fuerzan los límites, como tú has hecho en esta pequeña demostración, estás abriendo reservas físicas y mentales que ni siquiera imaginabas tener.

Afánate por mejorar tu cuerpo y tu mente. Nutre tu espíritu. Haz esas cosas que temes. Empieza a vivir con energía desbordante y entusiasmo ilimitado. Ve salir el sol. Baila bajo una ducha de lluvia. Sé la persona que sueñas ser. Haz las cosas que siempre has querido hacer pero no hacías porque creías que eras demasiado joven o demasiado viejo, demasiado rico o demasiado pobre. Prepárate a vivir una vida de verdad, plena e intensa. En Oriente dicen que la suerte favorece a las mentes preparadas.

Hacer lo que uno ama, ya sea dejar el empleo que tienes ahora y convertirte en actor, o invertir menos tiempo en las cosas menos importantes para emplearlo en las que tienen más significado, requiere mucho coraje. Requiere que salgas de tu zona de confort. Y el cambio, al principio, siempre es un poco incómodo. Y arriesgado. Pero es la manera más segura de tener una vida más gozosa.

La soledad y la quietud te conectan con tu fuente creativa y liberan la ilimitada inteligencia del universo. Verás, John, la mente es como un lago. En nuestro caótico mundo, las mentes de la mayoría de las personas no están quietas. Están llenas de turbulencias internas. Sin embargo, simplemente dedicando un rato a estar callados y quietos, el lago de la mente se vuelve tan liso como una luna de cristal. La quietud interior trae consigo muchos beneficios: una intensa sensación de bienestar, paz interior y energía desbordante. Incluso dormirás mejor, y disfrutarás de una renovada sensación de equilibrio en tus actividades cotidianas.

Siempre que sea posible, conversa con la naturaleza.

Un paseíto por el bosque o unos minutos de dedicación a las tomateras de tu patio volverán a conectarte con el manantial de serenidad que ahora duerme en tu interior. Estar en contacto con la naturaleza te permite además sintonizar con la infinita sabiduría de tu yo superior. Este autoconocimiento te llevará a las inexploradas dimensiones de tu poder personal.

Si puedes, reduce al máximo la cantidad de carne roja. Cuesta mucho de digerir, y como el sistema digestivo es uno de los procesos que más energía consumen, valiosas reservas de energía son derrochadas innecesariamente por esa causa. ¿Ves adonde quiero ir a parar? Compara cómo te sientes después de comer un filete con la energía que tienes después de comer una ensalada. Si no quieres ser vegetariano estricto, al menos empieza a comer ensalada en cada comida, y fruta como postre. Incluso esto bastará para que tu vida física experimente un gran cambio.

Trata de no atar tu vida con las cadenas de tu horario de trabajo. Céntrate en las cosas que tu conciencia y tu corazón te dicen que hagas. Cuando inviertas en ti mismo y empieces a elevar tu mente, tu cuerpo y tu personalidad a los más altos niveles, te sentirás casi como si tuvieras dentro un navegante personal que te dice qué cosas has de hacer para obtener los mejores resultados. Ya no te preocupará el reloj, y empezarás a vivir de verdad.

No es lo que tú sacas de los libros lo que enriquece tanto; lo que al final cambiará tu vida es lo que los libros consigan sacar de ti. Mira, John, los libros en realidad no te enseñan nada nuevo. Los libros te ayudan a ver lo que ya está dentro de ti. El esclarecimiento consiste en eso.

El fracaso es no tener el coraje de intentarlo, ni más ni menos. Lo único que se interpone entre la gente y sus sueños es el miedo al fracaso. Sin embargo, el fracaso es esencial para triunfar. El fracaso nos pone a prueba y nos permite crecer. Nos guía, además, por el camino del esclarecimiento. Los maestros de Oriente dicen que cada flecha que da en la diana es el resultado de cien flechas erradas. Sacar partido de la pérdida es una ley fundamental de la naturaleza. No temas al fracaso. El fracaso es tu amigo.

El universo favorece a los valientes.

Cuando decidas elevar tu vida a su más alto nivel, la fuerza de tu alma te guiará. El yogui Raman creía que el destino de cada uno está escrito desde el momento de nacer. Es un camino que conduce siempre a un lugar mágico lleno de valiosos tesoros. Cada individuo debe desarrollar el coraje necesario para avanzar por ese camino.

El que controla sus pensamientos, controla su mente. El que controla su mente, controla su vida. Cuando alcanzas la fase de controlar totalmente tu vida, te conviertes en dueño y señor de tu destino.

Las palabras tienen una gran influencia. Las palabras son la encarnación verbal del poder. Si llenas tu mente de palabras buenas, te vuelves bondadoso. Si llenas tu mente de pensamientos de coraje, te vuelves valeroso. Las palabras tienen poder. Éste es el mantra que te sugiero repitas al menos treinta veces al día: «Soy más de lo que aparento, toda la fuerza y el poder del mundo están en mi interior.»

Verás cambios profundos en tu vida. Para conseguir resultados más inmediatos, mezcla este mantra con la práctica de la visualización creativa. Por ejemplo, busca un lugar tranquilo. Siéntate con los ojos cerrados. No dejes que tu mente se extravíe. Mantén el cuerpo inmóvil, pues el síntoma más claro de una mente débil es un cuerpo incapaz de descansar. Repite el mantra en voz alta, una y otra vez. Mientras lo haces, imagínate como una persona disciplinada y resuelta, con absoluto control de tu mente, cuerpo y espíritu.

Imagínate obrando como hubieran obrado Gandhi o la Madre Teresa de Calcuta ante una situación difícil. Ten por seguro que los resultados serán sorprendentes.

El tiempo se nos escurre de las manos como granitos de arena, y ya no vuelve. Quienes emplean el tiempo sabiamente desde una edad temprana tienen la recompensa de una vida plena, productiva y satisfactoria.

Cuando la mayoría de la gente se da cuenta de lo que realmente quiere y de cómo obtenerlo, suele ser demasiado tarde. Los jóvenes no saben, los viejos no pueden.

Recuerda el poder de la risa. Al igual que la música, es un maravilloso tónico contra el estrés de la vida cotidiana. Yogui Raman lo expresó mejor cuando dijo: «La risa abre tu corazón y apacigua tu alma. Nadie debería tomarse la vida tan en serio como para olvidar reírse de sí mismo.»

Para cultivar la santidad de cada día, sirve a los demás de alguna manera.

«La mano que te da unas rosas siempre conserva un poco de la fragancia.» El sentido está claro: cuando trabajas para mejorar la vida de los demás, indirectamente estás elevando la tuya. Cuando te preocupas de realizar actos bondadosos diariamente y al azar, tu propia vida se enriquece y gana en significado. Para cultivar la santidad de cada día, sirve a los demás de alguna manera.

Érase una vez una anciana a la que se le murió el marido. La mujer se fue a vivir con su hijo, la esposa de éste y una hija.

Cada día, la anciana iba perdiendo vista y oído. A veces las manos le temblaban tanto que se le caían los guisantes al suelo y la sopa se le escurría del plato. A su hijo y su nuera les fastidiaba todo aquel desorden y un día dijeron basta. Dispusieron una mesita en un rincón para que la anciana comiera allí, a solas. Ella los miraba con lágrimas en los ojos desde la otra punta del comedor, pero ellos casi no le hablaban durante las comidas, salvo para regañarla porque se le caía el tenedor o la cuchara.

»Una tarde, antes de cenar, la niña estaba sentada en el suelo jugando con unos bloques de construcción. «¿Qué estás haciendo?», le preguntó su padre. «Construyo una mesita para ti y para mamá», dijo la niña. «Así, cuando yo sea mayor, podréis comer solos en un rincón.»

El padre y la madre guardaron silencio durante un rato. Y luego se echaron a llorar. Se habían hecho conscientes de la naturaleza de sus actos y de la pena que habían causado.

Aquella noche hicieron que la anciana ocupara de nuevo su sitio en la gran mesa de comedor, y a partir de entonces ella siempre comió con el resto de la familia. Y cuando algo de comida caía al suelo o un tenedor resbalaba de la mesa, a nadie le molestaba.

Los padres de esta historia no eran malos–dijo Julián–. Simplemente necesitaban que la chispa de la conciencia prendiera la vela de la compasión. La vida es más plena cuando hay compasión y actos de bondad diarios. Medita cada mañana sobre el bien que vas a hacer a los demás durante la jornada. Las palabras sinceras de elogio para quienes menos lo esperan, los gestos de afecto a amigos que lo necesitan, las pequeñas muestras de cariño hacia tu familia, todo eso sumado cambia radicalmente la manera de vivir. Y hablando de amistades, cerciórate de que no las descuidas. Una persona que tiene tres amigos puede considerarse realmente rica.

La vida no hay que postergarla.

No pases tanto tiempo persiguiendo los grandes placeres de la vida mientras descuidas los pequeños.

Afloja el ritmo. Disfruta la belleza de todo cuanto te rodea. Te lo debes a ti mismo.

No dejes para más tarde las cosas que son importantes para tu bienestar y tu satisfacción personal.

Has de vivir plenamente el día de hoy, no esperes a ganar la lotería o a jubilarte. La vida no hay que postergarla.

No te engañes pensando que serás un marido más afectuoso cuando tu bufete contrate a unos cuantos abogados jóvenes para aligerar la carga. No te engañes creyendo que empezarás a enriquecer tu mente, cuidar tu cuerpo y nutrir tu alma cuando tu cuenta bancaria sea más voluminosa y dispongas de más tiempo libre. Hoy es el día de disfrutar el fruto de tus esfuerzos. Hoy es el día de agarrar la oportunidad y vivir una vida pletórica. Hoy es el día de vivir según tu imaginación, de cosechar tus sueños. Y, por favor, jamás olvides el don de la familia.

Pocas cosas hay tan importantes como formar parte de la infancia de tus hijos. ¿Qué sentido tiene subir los peldaños del éxito si te pierdes los primeros pasos de tus hijos? ¿Qué sentido tiene poseer la casa más grande de tu barrio si no tienes tiempo de crear un hogar? ¿De qué sirve ser conocido en todo el país como un excelente abogado si tus hijos no conocen siquiera a su padre?

El mejor regalo que puedes dar a tus hijos es tu amor. Procura conocerlos.

Muéstrales que son más importantes para ti que las fugaces recompensas de tu profesión.

Ellos se marcharán muy pronto, formarán una familia. Entonces será demasiado tarde, ya no habrá tiempo.

Puedes maravillarte de los diamantes que hay en el camino o puedes seguir corriendo toda tu vida, persiguiendo ese cofre del tesoro que a la postre resulta estar vacío. Disfruta esos momentos que cada día te ofrece, porque hoy es lo único que tienes.

Cada uno de nosotros es un héroe, de un modo u otro. Cada uno de nosotros tiene el potencial para hacer grandes cosas, para alcanzar la felicidad y sentirse satisfecho. Todo lo que se necesita es dar pequeños pasos en la dirección que marcan nuestros sueños. Como el Taj Mahal, una vida colmada de maravillas se construye día a día, bloque a bloque. Las pequeñas victorias conducen a las grandes victorias. Esos cambios casi insignificantes, esas mejoras que te he sugerido, producirán hábitos positivos. Los hábitos positivos producirán a su vez resultados. Y los resultados inspirarán un cambio más importante en lo personal. Empieza a vivir cada día como si fuera el último. A partir de hoy, aprende más, ríe más y haz lo que realmente te encanta hacer. No renuncies a tu destino: lo que está detrás de ti y lo que está delante de ti importa poco comparado con lo que está dentro de ti.

Todos estamos aquí por una razón especial. Deja de ser un prisionero de tu pasado. Conviértete en arquitecto de tu futuro.

Fin del Resumen

Un comentario en «Resumen El monje que vendió su Ferrari (Robin Sharma)»

Deja un comentario