La Iluminación es la espiritualidad

Resumen La Iluminación es la Espiritualidad (Anthony De Mello)


Resumen del Libro La Iluminación es la Espiritualidad

¿Se puede decir que en estos últimos días no te has sentido como un hombre libre y feliz, sin problemas ni preocupaciones?. ¿No te has sentido así?. Pues estás dormido. ¿Qué ocurre cuando estás despierto?. No cambia nada, todo ocurre igual, pero tú eres el que ha cambiado para entrar en la realidad. Entonces lo ves todo claro.

La Iluminación

Despertarse es la espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del sol sobre la noche, la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación.

¿Qué hace falta para despertarse?. No hace falta esfuerzo ni juventud ni discurrir mucho. Sólo hace falta una cosa, la capacidad de pensar algo nuevo, de ver algo nuevo y de descubrir lo desconocido. Es la capacidad de movernos fuera de los esquemas que tenemos. Ser capaz de saltar sobre los esquemas y mirar con ojos nuevos la realidad que no cambia.

La base del sufrimiento es el apego, el deseo. En cuanto tú deseas una cosa compulsivamente, que pones todas tus ansias de felicidad en ello, te expones a la desilusión de no conseguirlo. De no haber deseado tanto que tu amigo te acoja, te contemple, y te tenga en cuenta; de no desearlo tanto, no te importaría su indiferencia ni su rechazo. Donde no hay deseo-apego, no hay miedo, porque el miedo es la cara opuesta al deseo, inseparable de él.

Hay un proverbio oriental que dice: «Cuando el arquero dispara gratuitamente tiene con él toda su habilidad». Cuando dispara esperando ganar una hebilla de bronce, ya está algo nervioso. Cuando dispara para ganar una medalla de oro, se vuelve loco pensando en el premio y pierde la mitad de su habilidad, pues ya no ve un blanco, sino dos.

Su habilidad no ha cambiado pero el premio lo divide, pues el deseo de ganar le quita la alegría y el disfrute de disparar. Quedan apegados allí, en su habilidad, las energías que necesitaría libres para disparar. El deseo del triunfo y el resultado para conseguir el premio se han convertido en enemigos que le roban la visión, la armonía y el goce.

No imitéis a nadie, ni siquiera a Jesús. Jesús no era copia de nadie. Para ser como Jesús, has de ser tú mismo, sin copiar a nadie, pues todo lo auténtico es lo real, como real era Jesús.

Para despertarse, el único camino es la observación.

Es irse observando uno a sí mismo, sus reacciones, sus hábitos y la razón de por qué respondes así. Observarse sin críticas, sin justificaciones ni sentido de culpabilidad ni miedos a descubrirla verdad. Has de conocerte a fondo.

Las cosas sólo serán cuando deban ser, por mucha prisa que te des. La realidad no es algo que se pueda forzar ni comprar. Se trata de ver la realidad tal como es. Lo cierto es que ya estás en ella, siempre lo has estado, pero la buscas, como aquel pez que iba loco buscando el océano. Lo único que no te deja ver es tu programación y tus exigencias.

Nos movemos a base de prejuicios, de recuerdos y tópicos. Es peligroso vivir de la memoria, del pasado. Sólo el presente está vivo, y todo lo pasado está muerto, no tiene vigencia. Incluso el futuro no existe. Sólo hay vida en el presente, y vivir en el presente supone dejar los recuerdos, como algo muerto, y vivir las personas y los acontecimientos como algo nuevo, recién estrenado, abierto a la sorpresa que cada momento te puede descubrir. Es el ahora el que importa, porque ahora es la vida, ahora todo es posible, ahora es la realidad.

Los hombres buscan y huyen de tantas cosas, y no entienden que, tanto lo que buscan fuera como de lo que huyen, está dentro. Estás intentando escapar de algo que está dentro de ti: tu inconsciente, en donde están grabadas todas tus programaciones. Y lo que buscas: el amor, la felicidad, están dentro de ti, eres tú mismo. Es el despertar a tu suficiencia lo que va a liberarte.

La persona libre es la que es capaz de decir sí o no con la misma sencillez en cualquier circunstancia. Si a veces dices sí por no desilusionar a la gente, eso no es amor, es cobardía. Un gran ejercicio para el amor es saber decir no.

El hombre se afana en descubrir a Dios, pero no se afana en descubrirse a sí mismo.

¿Cómo es ese hombre que busca a Dios?. Si no te conoces a ti mismo no podrás conocer a nadie. Tú te moverás como un autómata.

El maestro no es el que guía, sino el que ayuda a que te descubras tú mismo y descubras, desde ti, la realidad. El no puede definirla ni explicarla, sino ayudarte a sensibilizarte para que puedas percibirla por ti mismo.

Jesucristo se sensibilizó a la vida y no a la religión. ¿Cómo puedes amar lo que no has vivido y ni siquiera has visto con ojos despiertos?. Tu vocación es ser «Cristo», no cristiano. Ser sensible y abierto a las personas y a la vida. Ser libre, directo, inconsistente, imprevisible como El lo fue.

Te despertarás a base de cuestionarte cada creencia tuya y todas las que te vengan del exterior. Si no te agarras a ningún concepto, cosa o ideología, te será fácil descubrir en seguida dónde está la verdad y la realidad, que es la voluntad de Dios escrita en la vida.

La mejor manera de acercarte a la verdad es que pases tiempo mirando el mar, el campo, la naturaleza y, sobre todo, que repares en las personas como seres nuevos, sin conceptos, sin memoria, y que las escuches desde adentro con tu corazón abierto de par en par, comprendiéndolas, amándolas: Esta es la mejor oración.

Fin del Resumen

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