Tónico para el Alma

Resumen Tónico para el Alma (Osho)


Resumen del Libro Tónico para el Alma

En el resumen del libro Tónico para el Alma, el autor hace la siguiente reflexión: En el mundo moderno la mente tan sólo conoce un templo vacío ya que se ha olvidado completamente de aquel que lo habita, de tal forma que adoramos al templo pero no recordamos a Dios. Sin conocimiento alguno acerca del verdadero centro de la vida, nos dejamos de movernos ni de ser indulgentes en su periferia.

Transforma la mente

Siempre que quieras cambiar un patrón de la mente que se ha convertido en un hábito duradero, la respiración es lo mejor. Todos los hábitos mentales están asociados con el patrón de respiración. Cambia el patrón de respiración y la mente cambiará inmediatamente, instantáneamente. ¡Inténtalo!

Siempre que observes que esté surgiendo en ti un juicio y que estés cayendo en un viejo hábito, exhala inmediatamente, como si estuvieras tirando el juicio con la exhalación. Exhala profundamente, jalando el estómago y, conforme sacas el aire, siente o visualiza cómo todo el juicio está siendo expelido. Después inhala profundamente dos o tres veces. Simplemente ve qué pasa. Sentirás una frescura completa; el viejo hábito no habrá logrado tomar posesión. Comienza con la exhalación, no con la inhalación.

Cuando quieras absorber algo, empieza con la inhalación; cuando quieras deshacerte de algo, comienza con la exhalación. Sólo mira la manera inmediata en que es afectada la mente. Inmediatamente verás que ésta se ha movido a otro lugar; ha llegado una nueva brisa. No te encuentras en la vieja rutina así que no repetirás el viejo hábito.

Esto sucede con todos los hábitos. Por ejemplo, si fumas y sientes la necesidad de fumar pero no quieres, inmediatamente exhala profundamente y expele la necesidad. Respira profundamente y verás que la necesidad ha desaparecido de manera inmediata. Esta puede convertirse en una herramienta sumamente importante para el cambio interno.

Siente más y pensarás menos. Canta en lugar de pensar, ama en vez de filosofar, lee más poesía que prosa. Baila, observa la naturaleza y hagas lo que hagas, que sea a partir del corazón. Por ejemplo, si tocas a una persona, tócala desde el corazón. Toca sintiendo, permite que tu ser vibre. Cuando mires a alguien que no sea con una mirada sin vida, pasiva. Permite que fluya la entrega a través de tus ojos e inmediatamente sentirás que algo está sucediendo en el corazón. Es sólo cuestión de intentarlo.

Aclara la confusión

Puedes hacer una meditación todas las noches antes de acostarte. Sólo siéntate en tu cama en una posición cómoda, cierra los ojos y relaja tu cuerpo. Si el cuerpo se inclina hacia delante, déjalo; está bien. Puede querer tomar una postura fetal, como cuando el niño está en el vientre de su madre. Si tienes ganas, simplemente colócate en postura fetal. Conviértete en un niño pequeño que está en el vientre de su madre.

Entonces escucha tu respiración, nada más. Sólo escúchala: el aire entrando y saliendo, entrando y saliendo. No lo verbalices, sólo siente cómo entra y cómo sale. Sólo siéntelo, y en esa percepción sentirás que surge un silencio y una claridad tremendos.
Haz esta meditación sólo de diez a veinte minutos, (un mínimo de diez minutos, un máximo de veinte), y después duérmete. Sencillamente deja que las cosas sucedan como si tú no fueras el ejecutor.

La alegría de amar

Siempre que amas estás contento. Cuando no puedes amar, no puedes estar contento. La alegría es una función del amor, una sombra del amor; sigue al amor. Entonces vuélvete más amoroso, y te volverás más alegre. No te preocupes en si tu amor es correspondido o no; eso no tiene nada que ver.

La alegría sigue al amor automáticamente, independientemente de si es o no correspondido o de si la otra persona responde o no. Esa es la belleza del amor, que su resultado y su valor sean intrínsecos. No depende de la respuesta del otro, es tuyo por completo. Tampoco hace diferencia qué estés amando: un perro, un gato, un árbol o una roca.

Cuando dos respiran como uno

Observa cada vez más tus momentos de amor. Mantente alerta. Mira cómo cambia tu respiración. Mira cómo vibra tu cuerpo. Abraza a tu mujer o a tu hombre como un experimento y te sorprenderás. Un día, sólo abrazados, mezclándose uno con el otro, siéntense cuando menos una hora y se sorprenderán: ¡será una de las experiencias más psicodélicas!

Durante una hora, sin hacer nada, sólo abrazándose, cayendo uno en el otro, emergiendo, mezclándose, lentamente la respiración se volverá una. Respirarán como si fueran dos cuerpos pero un solo corazón. Respirarán juntos, y cuando esto suceda, (no debido a un esfuerzo específico sino sólo por que están sintiendo tanto amor que la respiración sigue), serán los mejores momentos, los más preciosos; no de este mundo sino del más allá y de lo más lejano.

Siéntete como un dios

La idea de ser un dios puede ayudarte inmensamente. Sólo empieza a vivir de esa manera. Camina como un dios, camina como lo harías si fueras un dios y verás que repentinamente se dan muchos cambios en tu energía. Siéntate como un dios, habla y compórtate como un dios, pero siempre recuerda que tú eres un dios y el otro también lo es. Mira a un árbol como si tú lo hubieras creado. Eres un dios y el árbol también.

Pronto verás, (una vez que hayas creado el clima y la idea haya quedado realmente enraizada), que respiras diferente, amas diferente, hablas diferente y te relacionas de manera diferente. Ese clima cambiará todo lo que te rodea.

¡Imagínatelo!

Si tienes una imaginación fuerte y si puedes utilizar tu capacidad conscientemente, puede ser una ayuda inmensa. Si no la usas con consciencia puede convertirse en una barrera. Si tienes alguna capacidad, debes utilizarla; si no, se vuelve como una piedra en el camino. Debes pisarla y transformarla en un escalón.

Empieza a hacer tres cosas: Primero imagínate tan feliz como sea posible. Después de una semana empezarás a sentir que estás muy feliz sin razón alguna; será una prueba de tu capacidad latente. Lo primero que debes hacer por la mañana es imaginarte inmensamente feliz. Sal de la cama con el ánimo muy feliz: radiante, chispeante y a la expectativa, como si algo perfecto, de valor infinito, fuera a abrirse o a suceder. Sal de la cama con un ánimo muy positivo y mucha esperanza, con la sensación de que ese día no será común, de que algo excepcional y extraordinario te está esperando y está muy cerca. Recuérdalo una y otra vez durante todo el día. Después de siete días verás que todo tu patrón de comportamiento, tu estilo y tu vibración han cambiado.

Lo segundo es que cuando te vayas a dormir imagínate que estás cayendo en las manos de Dios, como si la existencia te estuviera sosteniendo, como si te estuvieras quedando dormido en su regazo. Visualiza eso y duérmete. El punto es imaginar y dejar que el sueño venga, de manera que la imaginación entre en el sueño y se traslapen.

Lo tercero es que no te imagines nada negativo, pues si la gente que tiene capacidad imaginativa se imagina cosas negativas, estas suceden. Si crees que te vas a enfermar, te enfermas. Si te imaginas que alguien viene y se porta mal contigo, sucede. Tu sola imaginación creará la situación. Imagina eso en la mañana y en la noche, y recuerda no pensar en nada negativo durante todo el día. Si algo viene, inmediatamente vuélvelo positivo. Dile que no. Exclúyelo y deshazte de él.

Primera y última vez

Siempre recuerda que cuando estés con alguna persona, puede ser la última vez. No la desperdicies en trivialidades, no crees problemillas ni conflictos sin sentido. Cuando viene la muerte no importa nada más. Alguien hace algo, dice algo y tú te enojas: piensa en la muerte. Piensa en esa persona o en ti muriendo; ¿qué importancia tendrá que haya dicho eso? Y tal vez él no lo decía en ese sentido, puede haber sido sólo tu interpretación. El noventa y nueve por ciento de los casos es una interpretación.

Recuerda: cuando estés con alguna persona, él o ella no será la persona que conocías, pues todo cambia continuamente. No puedes bañarte dos veces en el mismo río ni puedes encontrarte dos veces con la misma persona. Puedes ir a ver a tus padres, a tus hermanos, hermanas o amigos, pero habrán cambiado. Nada permanece igual. Tú has cambiado, no vas a ser el mismo, y no los vas a encontrar iguales. Si recuerdan estas dos cosas, el amor florece entre los dos. Siempre mira a una persona como si fuera la primera vez que la vieras. Siempre mira a una persona como si fuera la última vez que la fueras a ver. Y así es como es. Este pequeño momento de encuentro puede llenarte inmensamente.

Alimentación

Sencillamente medita todos los días antes de comer. Cierra los ojos y siente lo que necesita tu cuerpo, sea lo que sea. No has visto la comida y no hay comida disponible; simplemente estás sintiendo tu propio ser, lo que tu cuerpo necesita, lo que se te antoja y lo que anhelas.

Cuando comas, mastica bien. No lo tragues con prisa, porque si es oral lo disfrutas en la boca; entonces, ¿por qué no masticarlo más? Si das diez bocados de un alimento, puedes disfrutar un bocado y masticarlo diez veces más. Casi será como dar diez bocados si es que lo que disfrutas es el sabor. Entonces, cuando estés comiendo, mastica más, porque el disfrute está justo arriba de la garganta. Abajo de la garganta no hay sabor, (ni nada que se le parezca), así que ¿para qué la prisa? Sólo mastica más y saborea más. Para que el sabor sea más intenso), haz todo lo que hay que hacer. Primero huele la comida. Disfruta su olor porque la mitad del sabor proviene del olor.

Huele la comida, mira la comida. No hay prisa, toma el tiempo necesario. Hazlo una meditación. Aunque la gente crea que te has vuelto loco, no te preocupes. Mírala desde muchos lados. Tócala con los ojos cerrados, con la mejilla. Siéntela de todas las maneras; huélela una y otra vez. Luego toma un bocadito y mastícalo, disfrútalo, que sea una meditación. Una pequeña cantidad de comida será suficiente y te dará más satisfacción.

Duerme bien

Duerme a la misma hora con regularidad: si es a las once de la noche, que sea a las once. Mantén esa hora regular y pronto el cuerpo entrará en un ritmo. No cambies la hora, porque confundirás al cuerpo. Hay un ritmo biológico y el cuerpo le ha perdido la pista. Así que si decides ir a la cama a las once, que sea fijo; suceda lo que suceda tendrás que acostarte a las once. Puedes decidir que sean las doce, no importa la hora, pero tiene que ser regular.

Si no llega el sueño, no te levantes. No vayas al refrigerador a comer, ni leas ni hagas nada. Pase lo que pase quédate en la cama, relajado. Aunque no llegue el sueño, relajarse es casi tan valioso como dormir; sólo un poco menos valioso, eso es todo. Si dormir te da un descanso del cien por ciento, relajarte en la cama te dará noventa por ciento, pero no te levantes, si no perturbarás el ritmo. Dentro de pocos días verás que llega el sueño. También hay que fijar la hora exacta de levantarse por la mañana.

Aunque no hayas dormido en toda la noche, no importa; cuando suene el despertador tienes que levantarte. No te vuelvas a dormir durante el día porque así puedes perturbar el ritmo. ¿Cómo podrá tu cuerpo entrar en el ritmo? No duermas durante el día; olvídalo. Espera a la noche y a las once te volverás a acostar. Que el cuerpo esté hambriento de sueño. Así, de las once a las seis… siete horas son suficientes.
Aun cuando en el día tengas ganas de dormir, ve a caminar, lee, canta o escucha música, pero no duermas. Resiste contra esa tentación. El asunto es devolver el cuerpo a un círculo rítmico.

Aura protectora

Todas las noches, antes de acostarte, siéntate en la cama e imagina un aura alrededor de tu cuerpo, a quince centímetros de él y con la misma forma, rodeándote y protegiéndote. Se convertirá en un escudo. Hazlo durante cuatro o cinco minu¬tos y después, aún sintiéndola, duérmete. Duérmete imaginando al aura como una cobija a tu alrededor que te protege de manera que no puedan entrar tensión, pensa¬mientos o vibraciones del exterior. Simplemente sintiendo esa aura, quédate dormido.

Esto es lo último que debe hacerse por la noche. Después de eso simplemente duérmete, de manera que la sensación continúe en tu inconsciente. Ese es el punto. El mecanismo es que empieces a imaginar conscientemente y te quedes dormido. Poco a poco, cuando estés en el umbral del sueño, un poco de imaginación se mantendrá. Aunque te quedes dormido, un poco de imaginación entrará al inconsciente. Se convertirá en una fuerza y energía tremendas.

Estar ahí

Conforme tu consciencia crece, el mundo empieza a cambiar. No necesitas hacer nada directamente; todos los cambios que suceden se dan casi por sí mismos. La única cosa que necesitas es un esfuerzo por estar más consciente.

Vuélvete más consciente de todo lo que haces. Al caminar, hazlo conscientemente; lleva toda tu atención a caminar. Hay una gran diferencia entre caminar de manera inconsciente y llevar al acto la cualidad de la consciencia. El cambio es radical. Puede no ser visible desde el exterior pero en el interior se está moviendo realmente en otra dimensión.

Intenta un acto pequeño: por ejemplo, al mover tu mano lo haces mecánicamente. Entonces muévela con mucha consciencia, sintiendo lentamente el movimiento y observando desde tu interior cómo la mueves. Con sólo ese pequeño gesto estás en el umbral de lo divino porque está sucediendo un milagro.

Ése es uno de los grandes misterios que la ciencia aún no es capaz de medir. Decides que quieres mover la mano y la mano sigue tu deseo. Es un milagro porque es consciencia contactando materia, y no sólo eso, sino materia siguiendo a la consciencia. El puente no ha sido encontrado. Es mágico. Es el poder de la mente sobre la materia; de eso se trata la magia. Lo haces todo el día, pero aún no lo has hecho conscientemente; de otra manera con ese simple gesto surgiría una gran meditación en ti. Ésa es la manera en que lo divino mueve a toda la existencia. Caminando, sentado, escuchando o hablando, permanece alerta.

Fin del Resumen

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